En una autopista de Berlín, varias personas observaron con terror a un automóvil marca BMW blanco que circulaba con una gran mancha de sangre sobre su lateral derecho.
Automáticamente, las autoridades policiales detuvieron al conductor para dilucidar de dónde provenían las manchas. Grande fue sorpresa cuando descubrieron –luego de una minuciosa inspección- que se trataba de una calcomanía que parecía sangre.
"La pegatina puede irritar visualmente, pero no es un delito penal ni regulatorio", citaron los medios alemanes, por lo que no habría ninguna justificación para sancionar al conductor que aterrorizó a muchas personas en la calle.
"Sobre el gusto se puede argumentar, pero el mal gusto no es crimen", señaló un portavoz de la policía alemana, tomándose esta situación con humor.