Una niña de tan solo diez años cuyo caso se hizo conocido en el mundo a raíz de la terrible condición en su encía, algo que la menor notó cuando empezó a sentir que algo se movía en su interior, y pese a que su madre no le hacía caso, al final terminó llevándola al dentista.
La madre no reaccionó de inmediato, pero tras la insistencia acudieron a un dentista, quien al revisar la encía de su paciente se quedó fría, debido a que descubrió que sufría de una enfermedad parasitaria, y terminó encontrando una serie de gusanos en su interior.
Según relatan, la pequeña Ana tenía alrededor de 15 larvas alojadas en las encías y el dentista debió de retirar una a una.