A diferencia del éxito que pueden tener hoy día las empresas que fabrican el fidget spinner, durante el tiempo en el que mantuvo la patente, Hettinger no consiguió grandes sumas de dinero. Como cuenta en un medio estadounidense, la inventora lograba vender unas 2.000 unidades en las ferias que visitaba y se pasaba tocando las puertas de las grandes compañías jugueteras, esperando que alguna se interesara en su producto.
Hubo una que sí respondió. Hasbro, una de las empresas más grandes del rubro, concertó una cita con Hettinger para conocer más de cerca su invento. La inventora recuerda haber jugado con su fidget spinner mientras esperaba a ser atendida por el vicepresidente de la empresa.
“Eso era realmente lo bueno de este producto: si caminaba por las oficinas girándolo me calmaba totalmente”, explicó la creadora del juguete. Al final Hasbro rechazó el invento después de haberlo probado con los consumidores, aunque, al igual que ocurre con fidget spinner, la vida da muchas vueltas y hoy día Hasbro vende uno propio.
Por ocho años, Hettinger tuvo la patente del spinner, pero lamentablemente en 2004, cuando llegó la hora de renovar la licencia, la ingeniera no contaba con los 400 dólares que costaba el trámite.
“No tenía el dinero. Es muy simple”, afirmó. Fue así como Hettinger dejó vencer la patente del juguete giratorio que vendería miles de millones de unidades en 2017.
De esta triste manera, la creadora del juguete del momento, lastimosamente perdió las licencias del producto, que de otra manera, le habria ftraido millones de dolares en ganancias.
