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Planificar en la Nueva-normalidad

El politólogo Ezequiel Jimenez, hace una análisis de política internacional en medio de la pandemia

En el momento que usted esté leyendo esta columna de opinión, Argentina puede, por novena vez, estar en default. Quizás las negociaciones al filo de la hora lograron un periodo extra de arreglo entre el país y los tenedores de deuda extranjera. Quizás el país haya logrado concertar una oferta que cuide el principio de sustentabilidad de la deuda pero que logre alcanzar las expectativas de ganancias de los grandes fondos de inversión de Estados Unidos, Europa y Asia. 

Lo clave de este momento de alivio, de suspenso o de fracaso es poder replantear el camino que empuja a cualquier actor, ya sea Estatal o no, a llegar a situaciones límites. Llegar a situaciones límites implica una variedad de factores que pueden o no estar al alcance de uno. Pero una de las característica claves de aprendizaje después de una crisis (o de una situación límite) es saber priorizar el tiempo, recursos y espacio para la planificación estratégica a largo plazo. 

Este contexto de pandemia, donde debatimos como sociedad prioridades, deseos y miedos en lo relacionado a la salud, la economía, nuestro sistema de justicia y hasta la relación entre nosotros, nos damos cuenta que saber manejar la incertidumbre cuesta y es difícil, pero no imposible. Gracias a políticas de Estado que priorizan el acceso a la salud pública o el fuerte compromiso solidario como ciudadanos de cuidar el bien común, hemos podido navegar los vaivenes de la pandemia. Si bien el humor social puede cambiar de acuerdo al cansancio a una situación tan atípica como la actual, los sondeos de opinión pública todavía registran porcentajes altos de aceptación a las medidas para achatar aún más la curva de contagios. 

Partiendo del ejemplo del coronavirus, especialistas en psicologia, sociologia y expertos en diversas ramas de las ciencias políticas, plantean el concepto de la ‘nueva-normalidad’. Una situación donde conductas actuales producidas por la pandemia se tornan en normas de la vida cotidiana: el barbijo, la distancia entre personas, el tele-trabajo, el rol fortalecido del Estado, etc. La ‘nueva-normalidad’ supone un cambio profundo pero estático. 

Supone que nuestro comportamiento actual es monolítico, único y constante hasta que una nueva situación límite o de crisis vuelva a patear el tablero del Estado, de cada persona para afrontar una nueva adaptación y reacción a la realidad. Esta idea pasiva del Estado, de la sociedad es la debilidad más grande para procesos de planificación estratégica a largo plazo y, al menos que sea un evento tan catastrófico como una pandemia, tiene solución. 

Debemos aprovechar la post-pandemia para reforzar el concepto de planificación estratégica a niveles del Estado, proveedores de servicios, el sector privado y hasta en la vida personal. Después de un acontecimiento tan traumático como esta pandemia, es momento de relanzar ideas, formas y conductas nuevas que logren poner en agenda temas que son urgentemente necesarios para solventar procesos de riesgo y crisis. Tres ejemplos de temas que requieren de planificación estratégica a largo plazo: uno a nivel global, otro a nivel provincial y uno a nivel local en la Ciudad de Salta.

A nivel mundial debemos, como comunidad entera, aprovechar el parate de la economía por la pandemia para rediscutir el modelo productivo de la economía en su relación con la crisis climática. Que grandes urbes y localidades medianas vean la contaminación ambiental en bajada durante la cuarentena no debería ser una realidad por esta pandemia, si no una política de Estado. El debate entre salud o economía es la misma falacia que el debate entre economía o protección del medio ambiente. La agenda 2030 de los objetivos y metas de desarrollo sostenible de Naciones Unidas representa una oportunidad para tomar decisiones y tener la voluntad política a largo plazo de crecer sin destruir al medio-ambiente. 

A nivel provincial, un ejemplo de planificación estratégica a largo plazo es la oportunidad política de la reforma de la Constitución Provincial. El loable objetivo de reforma política a las reelecciones puede estar acompañado de otros temas claves para el desarrollo de Salta, incluido debates sobre la representatividad política en materia de género y diversidad, el rol de nuestras poblaciones originarias, el rol de la justicia, la modernización de Estado y los procesos de participación ciudadana. Lograr debates a largo plazo en estos temas estratégicos ahorrarán a Salta tener que innovar en el medio de una situación límite.  

Por último, a nivel de la Ciudad de Salta, los esfuerzos de renovar un plan de movilidad integral que contempla el transporte público, el uso de bicicletas personales y la accesibilidad para personas con discapacidades es un aspecto clave para pensar la ciudad a 20 o 30 años. Esta iniciativa debe recurrir a pensar la ciudad como un espacio de derechos donde cada habitante debe tener la posibilidad de acceder a espacios y recursos para desarrollar su vida en la ciudad. Este debate también incluye temas de participación ciudadana, urbanización y acompañamiento socio-comunitario a barrios que hoy son parte de la periferia de la ciudad. 

Estos tres ejemplos concretos son oportunidades de planificación estratégica al alcance del Estado y nosotros como ciudadanos. Son solo tres ejemplos que buscan dinamizar la capacidad de reacción y de valoración de la realidad a 20 o 30 años para no tener que esperar otro shock catastrófico como la pandemia del coronavirus para pensar en el futuro o vivir dentro de los límite de la ‘nueva-normalidad’. Estará en cada uno de nosotros saber en qué espacio podemos contribuir a pensar un mundo post-pandemia que sea superador al que estábamos acostumbrados.



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