La refinería de Campo Durán, ícono energético del norte del país durante más de cinco décadas, cerrará sus principales unidades de procesamiento: topping, vacío, hidrotratamiento y reforming. La empresa Refinor comunicó oficialmente la decisión al gremio del gas y el petróleo, argumentando un “sostenido declive de la Cuenca NOA” y la escasa disponibilidad de crudo como motivos centrales.
Este cierre representa un duro golpe para la economía regional y pone en riesgo numerosos puestos de trabajo. La caída de los grandes yacimientos del norte salteño desde 2008, sumada a políticas erráticas, pérdida de competitividad y un marcado corrimiento de inversiones, profundizaron una crisis que hoy llega a su punto más crítico. La producción de gas cayó de 20 a 3 millones de metros cúbicos diarios.
El cierre, que genera alarma en sindicatos y comunidades, expone las consecuencias de un modelo energético centralista y el abandono de la Cuenca Noroeste por parte del Estado. Las respuestas gubernamentales, tanto provinciales como nacionales, han sido mínimas frente a un vaciamiento que ya parece irreversible.