PUNTOS DE VISTA

Columna

Salta y la Comunicación de Riesgo en Tiempos de Crisis

El politólogo Ezequiel Jimenez, hace una análisis de política internacional en medio de la pandemia.

Al momento de escribir esta columna de opinión, la información que brinda el Ministerio de Salud de la Nación establece que Salta tiene 126 casos confirmados de covid-19 en toda la Provincia. Por otra parte, la página del Gobierno de la Provincia, especializada para proveer de información a los salteños establece que hay 120 casos. Mientras que la información de Nación y de otras provincias logran concentrar la realidad de la pandemia por distrito, logran reforzar la pedagogía para entender la pandemia y brindan datos actualizados asiduamente, los portales de información del Gobierno Provincial, como también vocerías máximas, tienden a cometer errores no forzados en la comunicación política de riesgo. En este contexto, las declaraciones cruzadas entre dirigentes políticos, incluida la confrontación entre intendentes y el Gobernador, y entre autoridades sanitarias, se suman los comentarios de legisladores provinciales procurando la utilización de remedios no comprobados científicamente para el coronavirus. Cada uno de estos episodios de disonancia política desalientan la confianza, paciencia y respeto hacia medidas gubernamentales para lidiar con la pandemia. En la situación actual epidemiológica de Salta, la preocupación debería pasar por mantener una postura firme, habitual y constante en la comunicación gubernamental de riesgo y no en acrecentar la ansiedad, preocupación y confusión del público.

Por ello, la disciplina de las Ciencias Políticas en su enlace con el estudio de estrategias de comunicación gubernamental, abarca en una de sus áreas, la especialidad de comunicación de riesgo. Tomando los conceptos del Profesor Mario Riorda, se entiende por comunicación de riesgo aquella comunicación dirigida a la modificación de un hábito, frente a un riesgo real o potencial que se da o puede darse (Riorda, 2011). En un contexto de pandemia, la importancia de orquestar y coordinar una serie de estrategias e insumos - como vocerías técnicas calificadas - que logren transmitir información para prevenir, concientizar y modificar hábitos para minimizar riesgos a la salud son claves. Sobre todo en una situación de fragilidad sanitaria que enfrenta un pico de casos en la Provincia de Salta.

Para ello es inmediato solidificar las bases, planes, estrategias y coordinaciones de comunicación de riesgo para todos los actores con responsabilidad institucional, como gobiernos provinciales y locales. En los siguientes párrafos, repasamos algunas claves para tener en cuenta y corregir a futuro en Salta a base de estándares académicos y técnicos (Organización Mundial de la Salud, el Centre for Disease Control de Estados Unidos, y académicos reconocidos en la materia).

Hector Lupin, experto en temas alimenticios de Naciones Unidas ya recalcaba en 2011, “una buena estrategia de comunicación no reemplaza una mala estrategia sanitaria, pero una mala comunicación puede hacer fracasar una buena estrategia sanitaria”. La capacidad de los gobiernos en todos sus niveles de tomar dimensión del problema sanitario debería traducirse en un plan estratégico de comunicación de crisis y riesgo que logre crear espacios de clarificaciones, datos, transparencia, y diagnóstico habitual de la situación. Como elemento central de un plan estratégico de comunicación es necesario coordinar información, vocerías técnicas y máximas (como la del Gobernador o Intendente/a) y brindar de forma transparente y habitual acceso a datos que reflejan la situación actual. El formato, ritmo y lugares en los que se brinda información al público también merecen cuidados para orquestar institucionalidad, transparencia y efectividad en la comunicación. Por ejemplo el caso de los parte de situación del Ministerio de Salud de la Nación que conserva un formato, estética y ritmo propios de la comunicación de riesgo.

Tan clave es la necesidad de un plan macro de comunicación de riesgo para evitar rumores y desinformación, que la Organisacion Mundial de la Salud decia en Diciembre de 2019, “quizás este no sea el caso de la enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19), pero la comunicación de riesgos funciona mejor cuando forma parte de un plan o de una estrategia más amplia delineada mucho antes de que sea necesaria”. Consequentemente, la Profesora, y experta en el tema, Rosa María Medina Mínguez de la Universidad de Murcia decia en un reciente articulo, ”las consecuencias de una pandemia dependen de la planificación y eficiencia de un plan de comunicación de riesgo para informar, proteger, incrementar confianza en las autoridades públicas”. Por ello, es precisamente necesario la cautela, responsabilidad institucional y el armado de un esquema de trabajo que contemple con cuidado los elementos de comunicación sobre la situación del coronavirus en Salta. Esto pasa por delinear roles y responsabilidades, crear espacios habituales de consulta y ser calificadamente exactos en la formulación de medidas y esfuerzos que se le piden al público para contener el riesgo.

Sobre este punto, la comunicación de riesgo apela a métodos de persuasión centrados en amplificar el temor o el miedo hacia la posibilidad de una situación desbordada, caótica y crítica. Apelar a técnicas de visualización del miedo no debe ser tomado como una estrategia continua pero en casos de picos donde es necesario modificar conductas para corregir la curva ascendente de casos o muertes. Los casos de Italia, España y Nueva Zelanda manejaron el miedo como persuasión de algo evitable al pedirle a la población que se quede en casa, se lave las manos y mantenga distanciamiento social. Los gobiernos no deben tener miedo al miedo en su estrategia y planificación de comunicación de riesgo. 

Para comunicar efectivamente el riesgo, es necesario evitar hacerlo desde la emotividad, el auto-elogio o la alegoría belicosa. Más bien, es urgente crear una escena de sobriedad, transparencia, eficacia y mensajes asiduos que ronden en lo simple. Por ejemplo, la necesidad de repasar las mismas cifras, explicar la situación a mediano-plazo y abrazar la incertidumbre propia de una pandemia global. Para ello, las vocerías calificadas que son responsables en elaborar el mensaje y la comunicación deben estar altamente capacitados en los detalles, los datos y el manejo discursivo de la comunicación de riesgo. Esta necesidad del trabajo técnico-político del cómo se comunica el riesgo, es de suma importancia para obtener y mantener la confianza de la población a mediano y largo plazo.

Por último, los riesgos son por definición situaciones incontrolables y por ende es normal que voceros en épocas de crisis también comentan errores. La situación cambiante, y más en una pandemia, amerita la corrección de estrategias mientras se ejecutan. Saber adaptarse y generar esquemas superadores para luego comunicar de manera más efectiva es el día a día en una crisis del tamaño actual. Por ello, y para mantener la confianza del público, la OMS recomienda reconocer equivocaciones cuando ocurren para corregirlo rápidamente, con fundamentos y con la honestidad correspondiente para seguir generando un vínculo efectivo con el público.

Reflexionar sobre estas breves claves de comunicación de riesgo puede ahorrar situaciones límites en gobiernos e instituciones con responsabilidades durante la pandemia en Salta. Acudir a las recomendaciones técnicas y académicas en estos momentos debería ser un imperativo. No corregir el rumbo derivaría una crisis exógena en propia del gobierno.

Ezequiel Jimenez

Politólogo. Mg en Políticas Públicas

Co-Director Jimenez | Buttazzoni Consultoria



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