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No es sólo Argentina: El Riesgo de Default Post-Pandemia es Mundial

El politólogo Ezequiel Jimenez, hace una análisis de política internacional en medio de la pandemia

Ezequiel Jimenez para FM Capital Salta
Ezequiel Jimenez para FM Capital Salta

Nueva York, 10 de Septiembre de 2015, sala plenaria de Naciones Unidas, 136 países votan a favor de una resolución de la diplomacia Argentina de ese entonces para determinar principios básicos a tener en cuenta en procesos de reestructuración de deuda soberana con el énfasis puesto en que acreedores y deudores actúen de buena fe y cooperen para llegar a acuerdos consensuados sin pasar por litigios costosos, complejos y largos y sobretodo para proteger a sectores de la población con menos recursos. Si bien las resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas no equivalen a leyes automáticamente aplicables, sí son instrumentos políticos que pueden terminar en tratados multilaterales que sí sean aplicables en todos los países del mundo. Por esto, ante la votación positiva, el Relator Especial  (otro Argentino) - un experto independiente del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que aconseja el procesos - decía: “Por desgracia, con demasiada frecuencia las deudas soberanas pueden empujar a millones de personas a la pobreza, sobre todo cuando generan una crisis de deuda”. El contexto de ese entonces era la lucha judicial contra el Juez Griesa y los fondos buitres del canje de deuda desde el primer gobierno de Néstor Kirchner. La diplomacia Argentina era comandada por Héctor Timerman y el Ministro de Economía era el hoy gobernador de la provincia de Buenos Aires: Axel Kicillof. 

En este mismo debate en Naciones Unidas aparecen personajes ligados al actual contexto de deuda soberana del país: Joseph Stiglitz y Thomas Piketty, dos economistas heterodoxos plantados en el pensamiento progresista de la economía y la función fiscal del Estado en contra de los recortes y estrategias de austeridad. Ambos economistas, junto con otras 100 personalidades más destacadas del mundo académico, de las finanzas y de la misma Naciones Unidas, dicen en 2020 lo mismo que decían en 2015: un Estado soberano tiene derecho a elaborar su política macroeconómica, incluida la reestructuración de su deuda para tomar compromisos sustentables con capacidad de pago sin tener que elegir entre acreedores y la pobreza de su pueblo. Con una tasa de 35.5% de pobreza, 52.3% de pobreza infantil y una caída en 2020 del PBI proyectado en 5.7% por el Fondo Monetario Internacional - el peor de la región - parecería que los debates diplomáticos de hace 5 años son igualmente, sino más, relevantes en la actualidad del coronavirus. 

Aunque el mundo enloquecido por la pandemia no recuerde la resolución de los principios de Naciones Unidas sobre reestructuración de deuda ni tampoco hay instrumentos legales para aplicarlos, estos son de suma importancia ante la posible crisis mundial de deuda soberana próxima. Efectivamente el condicionamiento de la pandemia, la caída fuerte de la actividad económica y la incertidumbre global en los mercados ponen en jaque a un gran número de países que como Argentina sufren de una crisis de deuda que no es sustentable ni en condiciones pre-pandemia y menos en condiciones post-pandemia. Publicaciones especializadas en finanzas y deuda como por ejemplo Bloomberg y Fitch Ratings - que califica que tanto riesgo tiene una deuda soberana - ya hablan del 2020 como el año récord de crisis de deuda soberana y defaults. En el lote de países que posiblemente caigan en default aparecen la Argentina, Ecuador, Líbano, Zambia, Suriname, Gabón entre otros. Solo este año, la calificadora de riesgo Fitch le bajó la calidad de deuda a 28 países, entre ellos Italia que amasa una deuda equivalente a 135% de su PBI. 

El gasto fiscal en un contexto de vulnerabilidad económica y sistémica si hablamos del aparato sanitario, irá en aumento a medida que el rescate estatal a la economía, el consumo y sectores de la población con menos recursos también incremente a raíz del coronavirus. Países como Estados Unidos, Alemania, Noruega, Reino Unido e Italia ya destinaron entre 14,3% - 6.5% de su PBI para paliar las consecuencias de la pandemia. Dentro de otras posibilidades de gasto y teniendo en cuenta el tamaño de la economía, Argentina ya destinó alrededor del 3.5% de su PBI en responder a la pandemia a través de la asignación universal, el Ingreso Familiar de Emergencia, créditos a pymes, entre otras iniciativas. El gasto fiscal monumental en el mundo trae consigo más riesgo a futuro sobre cómo pagar deuda tomada para responder al coronavirus.Si bien economías avanzadas en Europa o Estados Unidos poseen la capacidad de afrontar sus compromisos, la mayor parte de las economías emergentes - como la Argentina - no podrán saldar sus déficits de manera rápida o fácil en un contexto donde medidas de austeridad no son políticamente ni económicamente viables. Es aquí donde la actual negociación de reestructuración de deuda que lleva adelante la Argentina servirá como caso testigo para otros países que a raíz del coronavirus tendrán que buscar alternativas para afrontar pagos en un futuro muy cercano. 

SÍ la Argentina y los acreedores logran un acuerdo que dimensione el tamaño de la crisis económica post-pandemia, países en situaciones similares van a poder acceder a un modelo de negociación, una hoja de ruta de solución y un camino para resolver lo que sería una catarata de defaults a nivel global. Por eso, en este contexto tan delicado, la clase política nacional y los bancos de inversión extranjeros deberían tomar conciencia que lo que está en juego no es solamente la sustentabilidad de una deuda pero el futuro de millones de ciudadanos. Y por eso es necesario remontarnos a Septiembre del 2015 cuando la resolución sobre principios de reestructuración de deuda fue respaldada por el Grupo de los 77 más China, con 136 votos a favor, 6 en contra y 41 abstenciones. La Argentina y su trauma con temas de deuda soberana todavía no concluye, pero su (nuestra) experiencia actual puede guiar al mundo, tal cual lo fue en el 2015. 

 

Ezequiel Jimenez

Co-Director Jimenez|Buttazzoni 

Politólogo. Mg en Políticas Públicas

 



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