Jairo Rodrigo Mora, un nene de 7 años, salió el jueves de su casa para jugar con sus amigos. Pero pasaron las horas y, como no regresó, su madre se acercó hasta la comisaría de la localidad de San Antonio Oeste (Río Negro) para denunciar la desaparición. Se activó el protocolo de búsqueda correspondiente, con rastrillajes que llegaron incluso hasta el mar. Utilizaron perros, los vecinos ayudaron y la madrugada los encontró con las manos vacías. Decidieron todos juntos reunirse en la comisaría –como muestra la imagen- para definir cómo seguir el operativo. Ahí mismo, cerca de las 5 de la mañana, recibieron la peor noticia: el niño de 7 años había sido hallado en el freezer de su casa, más precisamente en la vereda de un almacén y carnicería propiedad de la familia.
El aparato –que se encuentra en ese lugar porque es de expendio al público- contenía el cadáver congelado de Jairo, y las primeras informaciones daban cuenta de que no había signos de violencia, por lo que la hipótesis de que el niño entró por sus propios medios, seguramente con fines lúdicos, era la más fuerte.
Sin embargo, fuentes locales deslizaron que “el freezer estaba con candado y las llaves estaban en manos de la madre del niño, supuestamente para evitar que le robaran el hielo ya que el electrodoméstico se hallaba en la vereda”, como publicó el diario Río Negro. Por ese motivo, los padres fueron llevados a la comisaría para declarar.
El cuerpo del niño será trasladado a la morgue de Viedma para realizarle la autopsia.
