Una salteña junto con su familia se dispuso a viajar al pais vecino de Bolivia. Pasó con normalidad el paso fronterizo de Salvador Mazza y Yacuiba, pero lapesadilla se desataría en los próximos 700 kilómetros.
Con destino a Santa Cruz, a los metros de cruzado el puente internacional se toparon con el primer control policial en Bolivia, donde le colocaron un sello de migraciones en la documentación. Para ello le pidieron "una colaboración a voluntad", y terminaron dándole 50 pesos argentinos.
En un segundo momento, a 50 kilómetros de Yacuida, apareció otro control. También le solicitaron los papeles y nuevamente ledijeron que debían colocar un sello con el consecuente pago.
"Cuando se dieron cuenta de que me resistía a darles dinero, comenzaron a maltratarnos y a faltarnos el respeto delante de mis hijos que lógicamente se asustaron. 'Acá no están en su país, acá se hace lo que nosotros decimos', me dijo un policía boliviano, así que tuve que agachar la cabeza y darle más dinero", contó la víctima de esta situación a un diario de esta capital.
Kilómetros mas adelante se volvió a repetir la historia: les pidieron los papeles y el pago por el sello que debían colocar.
A nada de llegar al destino final, Santa Cruz, un policía en moto los hizo bajar del vehículo y los revisó. Proceió de la misma manera que sus colegas en los anteriores casos.
En el camino de regreso la historia se repitió aunque con otros modos y para la familia de Tartagal esto fue una bendición: "Estábamos agradecidos de que nos cobren sin maltratarnos".
