Las elecciones venezolanas del domingo contaron con la abstención más alta de la historia en ese país en unas presidenciales (un 46%) y de esta forma es como expresa la debilidad del régimen chavista. Las fuerzas mayoritarias de la oposición pidieron el boicot de los comicios por carecer de garantías y la victoria solo tuvo legitimidad para el oficialismo
Sin embargo, una de las cuestiones que más preocupa a la cúpula del chavismo es precisamente la amenaza de las sanciones internacionales. Estados Unidos, las potencias de América Latina, varios países europeos y también el G-20, cuyos ministros de Exteriores están reunidos en Buenos Aires, condenaron la cita electoral.
El vicepresidente de EE UU, Mike Pence, calificó de “farsa” las elecciones y agregó que “no fueron ni libres ni justas. Los resultados ilegítimos de este falso proceso electoral son un golpe más para la orgullosa tradición democrática de Venezuela".
Fuente: El País de Madrid