Una mujer de Nebraska, Estados Unidos, pasó cinco años sonándose la nariz creyendo que tenía una alergia crónica o un resfrío. En una de las visitas los médicos descubrieron que tenía una filtración de líquido del cerebro.
Urgentemente, Kendra Jackson entró al quirófano en Omaha para que le cerraran la fisura en el cráneo que permitía que el líquido cefalorraquídeo se filtrara por los orificios de la nariz.
Fuente: Minuto Uno