Lio Messi volvió a sorprender a sus fans luego del empate con Venezuela, les hizo realidad su sueño.
El partido no fue el mejor, y al finalizar el partido sobraban caras largas y desanimadas. Los jugadores solo querían abandonar la cancha y refugiarse en el vestuario seguramente para analizar el poco efectivo desempeño durante los noventa minutos. Pedir un foto o una firma en estas situaciones se vuelve de los más difícil y poco provable de lograr.
Pero por un hijo fanático uno puede intentarlo aunque esto venga acompañado de una larga espera. Este fue el caso del pequeño Franco que vive en Tierra del Fuego, a unos 3.000 kilómetros de Buenos Aires y es discapacitado. ël no quería renunciar al sueño de ver de cerca a su ídolo aunque fuera una tarde sisn festejos y un empate con sabor a derrota.
Messi fue de los últimos en salir y antes de hacerlo, otros jugadores como Javier Mascherano se acercaron a saludar a Franco y a firmar la camiseta albiceleste que lucía. Pero faltaba su gran ídolo y cuando apareció, no hizo oídos sordos a las suplicas de sus padres y fue directo a saludar a Franco con una gran sonrisa.
El sueño de otro niño se hizo realidad y la frustración de los flojos resultados dieron paso a la alegría.
