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Cuando Maradona estuvo muy cerca de jugar en River

Su amor por Boca no se discute, pero en 1981 estuvo muy cerca de llegar a Núñez

Mayo de 1980. Argentinos le gana 2-0 a River, en el Monumental, con dos goles de un Diego de 19 años, que todavía está a seis de México 86 -su hora más gloriosa- y a años luz del me cortaron las piernas, de la pelota no se mancha, de La Noche del Diez, de Cuba, del cinturón gástrico, de los Morla y los Stinfale, de ser el técnico del Lobo. Pero es Diego, en esencia es Diego, y en esta historia quedará demostrado.

Ni bien termina ese partido ante el Bicho, el presidente de River, Rafael Aragón Cabrera, empresario hotelero que dos años antes había hecho socios honorarios a Videla, Massera y Agosti, convoca a casi toda su CD (la mesa chica, se diría hoy) para una reunión de carácter urgente. La orden es clara: tener a ese pibe de rulos que acaba de amargarlos. Hay un tema: Diego ya ha firmado un pre-contrato con el Barcelona. No se fue a España, todavía, por una disposición de la AFA que en ese entonces les impedía a los jugadores ser vendidos al exterior hasta después del Mundial 82. “Queremos conseguirlo para que siga en el país”, dice Aragón. Maradona tiene precio: diez millones de dólares (los famosos “vale diez palos verdes...”). River no tiene esa plata, pero sí un plan: que mil socios aporten 10.000 dólares cada uno, a cambio de una platea por 20 veinte años. Pero, claro, están las ganas de Diego de irse: “Vino la gente del Barcelona, unos tipos bárbaros, me hicieron la oferta y el asunto es sencillo: me salvo antes de jugar el primer partido”. “Supongamos que alguien te quiera comprar en la Argentina. ¿Vos qué dirías?”, le pregunta El Gráfico, en su edición del 6 de mayo de 1980. “Fenómeno. Si algún club le paga a Argentinos la misma plata y me ofrece a mí un contrato parecido al del Barcelona, yo me quedo en el país. Soy argentino, acá están mis amigos...”.

A todo esto, Aragón Cabrera se reúne con Próspero Cónsoli, el presidente del Bicho, dueño de una funeraria. Aragón le pide tiempo, tiempo para juntar el vagón de dólares necesarios. Así, llegan a diciembre del 80. A Argentinos, con la venta del Diego al Barsa en suspenso, lo aprietan las deudas, no le cierran los números. “Tengo que reconocer que ya no es posible mantener a Maradona en el club”, les dice Cónsoli a los dirigentes del Bicho. River aprovecha. No bien pasan las Fiestas, en enero del 81, mientras Diego descansa y pesca en Esquina, Corrientes, la tierra de su papá, en Núñez vuelven a la carga: hacen una oferta de seis millones y dos jugadores a elegir entre seis (Landaburu, Pedro González, De Los Santos, Leopoldo Luque, Pablo Comelles y Héctor López). Y desde el club hablan con Jorge Cyterszpiler, amigo devenido en manager de Diego, asegurándoles que Maradona ganará en River lo mismo que los mejores pagos del plantel.

El sábado 17 de enero de 1981, la 5ª edición del diario Crónica titula: “Maradona aceptó pasar a River Plate”. Y asegura que sólo restan detalles. Ante el rumor de la posible llegada de Diego, River pasa de siete mil abonos de plateas a 12 mil. Pero Cónsoli lo desmiente: “Yo estoy al margen de eso que se habla”.

Hete aquí que el 21 de enero, mientras también se habla de un interés de la Juventus por Diego, aparece un actor fundamental en esta historia: Boca. “Maradona quiere jugar en Boca”, dice en El Gráfico, Pablo Abbatángelo, secretario del Xeneize. En Mar del Plata, tras salir del cumpleaños de Su Giménez en el Chateau Frontenac, Diego habla con El Gráfico (edición del 3 de febrero de 1981): “Yo nunca dije que quiero ir a Boca. Es muy remanido eso de que soy profesional y juego en cualquier lado, pero es la verdad. Si Argentinos me vende a Ferro y nos ponemos de acuerdo, yo juego en Ferro”.

En ese mes de febrero pasa algo que todavía hoy varios dicen que fue determinante para que las negociaciones con River se cayeran definitivamente. Ese verano, en el Monumental se juega un torneo internacional de fútbol infantil que organiza River y en el palco aparece Maradona. Está con Claudia, amigos y familiares. Diego entra al palco presidencial pero sus acompañantes, no. Hay revuelo. Tan grande es que hasta dos dirigentes lo insultan por su coqueteo con Boca. Furioso, Diego y su novia Claudia dejan las butacas del palco y se ubican con su gente en otro sector de la platea San Martín. Cuentan que ahí mismo Maradona les jura: "A este club no vuelvo más".

Al otro día, Aragón Cabrera visita a Cyterszpiler en las oficinas de Maradona Producciones, en Viamonte al 600. Cyterszpiler pide 250 mil dólares por la prima anual de Diego, el doble de lo que cobra el Pato Fillol, uno de los mejores pagos. En Núñez ven esto imposible. Aragón dice: "Fillol, Tarantini, Passarella o Alonso podrían exigirnos lo mismo. Tenemos que respetarles los títulos..."

Hugo Santilli, en ese entonces vocal opositor, le contó a Olé en una nota en 1999: "Lo de River fue un error histórico. Sólo faltaba firmar por alrededor de 3 millones de dólares, con un financiamiento importante de otros 3 millones. Pero Maradona, convencido por los dirigentes de Boca, hizo tiempo para que se cayera su pase a River. Ése fue un error de Aragón Cabrera, por no apurar el cierre de la operación".

En tanto, un archivo de TV de aquellos días de 1981 (pero aparecido recién en 2011) lo registra a Diego diciendo : “Lo de River quedó muerto por el ofrecimiento de Aragón Cabrera de ganar lo mismo que Fillol y Passarella, que son los que más ganan. Y yo le dije que no tengo problema de que ellos ganen más, pero yo quiero lo que pido. Tenía la ilusión de ir a River, pero Aragón Cabrera me la derrumbó. Ahora está lo de Boca”.

Finalmente, el miércoles 18 de febrero, Boca y Diego sellan un pre-acuerdo en un local ubicado sobre Figueroa Alcorta, casualmente frente al Monumental...

 

Fuente: Olé 



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